JAMES RODRÍGUEZ Y LOS FUERA DE SERIE

Gladwell

Dedicado a mis estudiantes y colegas del Diplomado en Gerencia Deportiva de la UCLA

Ha sido una coincidencia que durante el desarrollo del Mundial de Fútbol de Brasil 2014 haya estado leyendo un libro del escritor y periodista Malcolm Gladwell, llamado Fueras de serie (Outliers). Por qué unas personas tienen éxito y otras no (2009, Editorial Taurus). Ya conocía la obra de Gladwell por otros libros suyos, especialmente Inteligencia Intuitiva (2007, Editorial Taurus). Las ideas de Gladwell giran en torno a una variedad de temas relacionados con aspectos acerca de cómo tomamos decisiones y con los procesos que llevan a algunas personas a tener éxito y a individuos con talento a diferenciarse de otros, a convertirse en unos fuera de serie.

Sus argumentos resultan interesantes porque se distancian de las explicaciones simples, de lo obvio. Presta atención a otros factores que aparentemente no tienen tanta importancia como determinantes del éxito, pero a fin de cuentas sí la tienen y mucha. Gladwell escudriña en las claves para desentrañar por qué unas personas desarrollan una inteligencia intuitiva que les garantiza casi siempre una óptima toma de decisiones o por qué algunos individuos con talento o con coeficientes intelectuales altos logran obtener de ese talento o inteligencia los mejores resultados, mientras que otros no.

Para Gladwell, aunque el factor hereditario cuenta en alguna medida, que un individuo logre el éxito en alguna actividad o disciplina no es un suceso arbitrario, sino se deriva de un conjunto de circunstancias y oportunidades, algunas aleatorias, otras predecibles. Responde a circunstancias del todo aleatorias como la fecha en que nacieron y el periodo histórico que viven, y a otras hasta cierto punto predecibles, como las condiciones del entorno familiar, cultural y social en el que se desenvolvieron desde su niñez. En estos términos, no existiría, pues, el self made man, erigido en la quintaesencia del individuo independiente, que alcanza el éxito a partir exclusivamente de su propio esfuerzo. Por el contrario, el individuo exitoso, fuera de serie, lo es en la medida que obtiene ventajas de las circunstancias y oportunidades que le brinda su entorno.

Lo anterior no significa que el individuo exitoso no se esfuerza. En realidad se esfuerza mucho y en ocasiones más que los demás. Al respecto, Gladwell señala que existe una suerte de “regla de oro” a cumplir por los candidatos a tener éxito en cualquier actividad humana y la llama la regla de las 10.000 horas. Significa el número de horas de dedicación y práctica que supone un umbral por debajo del cual ninguna persona, incluso con un talento innato, logra alcanzar verdaderas cotas de excelencia o maestría en lo que hace. En otras palabras, el trabajo duro y continuado forma parte de la clave del éxito, no existen atajos para esta regla. Para corroborar su teoría, Gladwell menciona entre varios casos el de Bill Gates, quien antes de fundar Microsoft ya había pasado, prácticamente desde su adolescencia, miles de horas programando en computadoras.

Circunstancias aleatorias como la fecha de nacimiento y especialmente el periodo histórico en el que se vive pueden influir en la ruta hacia el éxito. Al respecto, Gladwell menciona y lo apuntala con datos que la fecha de corte para seleccionar jugadores infantiles y juveniles en deportes como el hockey, beisbol y el fútbol puede servir para predecir hasta cierto punto quiénes serán los escogidos para formar parte de las selecciones nacionales y, más adelante, de los equipos profesionales. Si se selecciona a niños de nueve y diez años para entrenarlos, tienen más posibilidades de éxito aquellos niños que pasen el primer año de entrenamiento con 10 años cumplidos al momento de la fecha de corte de edad, digamos enero, que los niños que cumplirán 10 años en noviembre o diciembre. La diferencia a esa edad en madurez física e incluso mental, de casi un año de brecha, les otorga una ventaja a unos niños sobre otros que puede ser determinante.1

Con respecto a los periodos históricos, Gladwell destaca que mucha gente exitosa vive en épocas marcadas por grandes cambios y transformaciones, lo cual le brinda oportunidades diferenciadas para alcanzar el éxito. El ejemplo de Bill Gates vuelve a servir de referencia. Gates formó parte de una generación a la que por su fecha de nacimiento se le abrió en su juventud, hacia mediados de los setenta, una ventana de oportunidad enorme, generada por los cambios tecnológicos que estaban modificando la manera como las personas y las organizaciones estaban produciendo, consumiendo e intercambiando bienes y servicios. Gates no solo surfeó con éxito la ola de la revolución informática conocida como la revolución de las PC, aprovechando su talento y las oportunidades, sino que también se convirtió en uno de los líderes de una generación de empresarios que supo interpretar estos cambios antes que otros. Su entorno familiar y cultural no hizo sino acicatear esta visión privilegiada que lo orientó hacia el éxito.2

Decía al comienzo de esta entrada que mi lectura del libro de Gladwell fluyó de manera paralela a las incidencias del Mundial, un escenario privilegiado para que se mostrarán los fuera de serie como Messi, Neymar y Cristiano Ronaldo. También para que nuevos talentos no tan conocidos o mediáticos alcanzarán el estrellato. Y efectivamente eso fue lo que ocurrió con el jugador colombiano James Rodríguez. Como se sabe, la selección de Colombia hizo un excelente Mundial y su figura indiscutible fue James. Su desempeño le ha valido elogios por parte de prácticamente todos los conocedores del fútbol y ha permitido que su valoración en el mercado se haya incrementado significativamente en cuestión de semanas.

Teniendo en perspectiva la lectura del libro de Gladwell, la pregunta que ahora me hago es ¿cuáles son las circunstancias y oportunidades que rodearon el ascenso hacia el éxito de James Rodríguez? En otras palabras, es un asunto de puro talento individual o se dieron circunstancias y oportunidades que permitieron que James aquilatara su capacidad para jugar al fútbol. Lo primero que se puede analizar es verificar si James cumple con la regla de las 10.000 horas. Las minibiografías que sobre él circulan por internet, evidencian que comenzó a jugar al fútbol desde muy niño y en una entrevista realizada a su madre en la emisora Colombiana RCN, ella afirmó que se inició en su práctica a los cuatro años. De manera que a su corta edad (22 años) James ya tiene un largo camino recorrido de entrenamiento, horas de dedicación y experiencia.

El segundo aspecto por analizar es el relacionado con la ventaja de la edad para ser seleccionado. A falta de saber cuál es la fecha de corte para la selección de jugadores en Colombia, tenemos el dato de que siendo un adolescente, a los 14 años, ya era jugador profesional del equipo colombiano Envigado Fútbol Club y formó parte de la selección de Colombia sub-17 que asistió al Mundial de Corea del Sur 2007. Esas experiencias tempranas señalan que James tuvo que desarrollar desde muy joven la madurez física y mental necesaria para afrontar los retos deportivos que se le fueron planteando. No es casualidad entonces que en un video que circula en internet, al ser entrevistado luego de obtener un campeonato con su equipo, le responda, con escasos 12 años de edad, de manera clara al entrevistador sobre las metas que quería lograr.3

El tercer aspecto a analizar son los factores relacionados con su entorno familiar y social. Del entorno familiar destacan, hasta donde me fue posible averiguar, el apoyo irrestricto de su madre y de su padrastro y luego de los diversos entrenadores que lo tuvieron a su cargo en los diferentes equipos en los que ha militado. Paradójicamente, es posible que James heredara el talento para jugar al fútbol de su padre biológico, un ex futbolista que llegó a formar parte del seleccionado colombiano, pero que se desentendió de él siendo aún un niño.

El entorno social del fútbol colombiano ha jugado su cuota en el éxito de James. Colombia pasó de tener una selección que fue revelación en el Mundial de Italia 1990, a tener un fracaso estruendoso en el Mundial de Estados Unidos 1994, fracaso que se convirtió en tragedia cuando fue asesinado a los pocos días de acabado el torneo el jugador Andrés Escobar, quien había cometido un autogol. El fútbol colombiano pasó alrededor de una década ensombrecido por denuncias de penetración del narcotráfico en la liga profesional, sobornos en la realización de los partidos, violencia en los estadios y problemas de dirigencia, cuyo costo fue, a nivel de la selección de mayores, estar ausente de la máxima cita desde el Mundial de Francia 1998 hasta su vuelta en este Mundial de Brasil 2014.

No obstante lo anterior, James es de una generación de futbolistas que afortunadamente no la afectó tanto esos problemas, en la medida que la liga profesional se re-estructuró y los dirigentes del fútbol comenzaron a trabajar en función de un plan a mediano y largo plazo con la estrategia de regresar a la cita mundialista. El propio entorno económico favorable de Colombia, particularmente desde el inicio del siglo XXI, permitió la ampliación de la infraestructura deportiva del país e incentivó la creación y la consolidación de asociaciones y redes de apoyo públicas y privadas para la práctica no solo del fútbol, sino también de otros deportes donde ahora Colombia destaca en el escenario internacional. Persisten algunos problemas, pero el fútbol colombiano ha retomado su senda de logros.

No me cabe duda que la historia de éxito de James Rodríguez tiene los indicios de responder a una dinámica donde el talento, sea científico, inventivo, empresarial, deportivo, es plenamente aprovechado por el individuo, en la medida que su entorno familiar y la sociedad le brinda las oportunidades que el talentoso convierte en una ventaja.4 También me queda claro que cuando una sociedad cuenta con líderes con visión gerencial, de largo plazo, abocadas a apuntalar el bien común, diseñando e implementando políticas públicas efectivas, las posibilidades de que surja gente exitosa en cualquier ámbito se multiplican.


1 Leyendo el capítulo correspondiente del libro, recordé que observando los juegos de la selección femenina sub-17 de fútbol de Venezuela en la Copa Mundial de 2014, celebrada entre marzo y abril en Costa Rica, donde obtuvieron un exitoso cuarto lugar, la diferencia en tamaño y corpulencia física de algunas jugadoras venezolanas era notable con respecto a las niñas de la selección anfitriona de Costa Rica, con quienes jugaron el primer partido y al de otras selecciones como la de Zambia. Esta realidad me hace suponer, por una parte, que la tesis de Gladwell tiene cierto asidero empírico y, por otra, confirmar que las jugadoras de fútbol venezolanas, por lo menos hasta ahora, han tenido más éxito que la Vinotinto masculina.

2 Bill Gates vivió su adolescencia y juventud dentro de una generación signada por lo que los alemanes llaman zeitgeist o espíritu de los tiempos, que representa un clima socioeconómico o cultural dominante y una visión compartida acerca del mundo y sus problemas, pero también de sus alcances y posibilidades.

3 Al video correspondiente a esa entrevista se puede acceder desde la siguiente dirección: http://www.teleantioquia.co/v/34740-12326.html

4 Al respecto, el periodista argentino Andrés Oppenheimer se pregunta, en un reciente artículo suyo, si las condiciones favorables y oportunidades del entorno para el surgimiento de los Messi, Neymar y James en varios países latinoamericanos, se pudiera replicar para generar talentos del mismo calibre en el campo de las ciencias y de las tecnologías en América Latina. A su artículo: “Se busca un Messi de las ciencias” se puede acceder desde la siguiente dirección: http://www.elnuevoherald.com/2014/07/05/1792179/oppenheimer-se-busca-un-messi.html

Inteligencia intuitiva                 James 1

 

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