LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA SI TIENE QUIEN LE ESCRIBA (I)

Venezuela, a los ojos de muchos extranjeros que nos visitan o que conocen de nosotros leyendo, es un país exótico, bien sea por sus bellezas naturales, que las tiene por cantidades, y, no sólo por la gran sabana o nuestras playas, sino también por la menos conocida región del catatumbo, la del relámpago incesante, que se cuenta entre los sitios naturales más increíbles de la tierra; bien sea por contar con mujeres que destacan entre las más hermosas del mundo; bien sea por tener suculentos platos, como nuestra hallaca, la reina pepiada o el pabellón.

Ahora se suma el exotismo que ha supuesto la rápida incorporación a la mitología popular de la vida y muerte del presidente Hugo Chávez. Como escribió el periodista venezolano Boris Muñoz: estamos en presencia del nacimiento de un “nuevo evangelio” gestándose sin pausa alrededor de la figura desorbitante de Chávez.[1] Está claro que, a pesar del poco tiempo transcurrido desde su muerte, ya se asoma que su peregrinar, su verbo y sus acciones, particularmente las que lo vinculan con la redención de los pobres de Venezuela, se convertirá en objeto de agudos análisis. Con toda seguridad, la revolución que lideró Chávez y lo que con ella pasará, sí tiene quien le escriba.

Saber o adivinar si este nuevo evangelio alcanzará un significado poderoso, que condicionará la vida política y social de Venezuela por generaciones o, por el contrario, se diluirá más temprano que tarde, trascendiendo de manera inocua, resulta todo un misterio. Pero, más allá de la incertidumbre están los hechos de su gobierno. Durante sus 14 años como presidente, Hugo Chávez personificó la puesta en escena y la trama de su “revolución bolivariana”, condensada ideológicamente en el “socialismo del siglo XXI”.

Un referente muy importante para entender el sentido y orientación de la revolución, fue la promulgación de una nueva constitución, en diciembre de 1999, que encajó perfectamente con la praxis política deseada. La nueva constitución le sirvió a Chávez para tres fines no excluyentes. Primero, darle forma y sustento al ideal de participación e inclusión social de las clases empobrecidas. Segundo, justificar el reforzamiento del poder del Estado como propietario y administrador de los recursos petroleros y en su rol de empresario, mediante la expropiación y control de una gran cantidad de sectores económicos estratégicos y no estratégicos. Tercero, le permitió alinear los demás poderes: legislativo y judicial, a los requerimientos, propósitos y planes del poder ejecutivo.

Dentro de los hechos concretos del pasado y del presente, de lo que ha sido y será la revolución bolivariana, me voy a referir especialmente a los hechos económicos. La indagación puede comenzar preguntándose ¿fue realmente Chávez un redentor de los pobres en Venezuela? Mi opinión, anidada con otras inquietudes en torno a los aspectos económicos del gobierno chavista, en mi próxima entrega…

 

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