PORTER ¿LA CULPA NO SERÁ DE LA VACA?

Durante el mes de agosto del 2013 se conoció la noticia de que el grupo de consultoría Monitor, fundado por Michael Porter, el famoso economista ideólogo de los fundamentos de la competitividad empresarial y de la competitividad de las naciones en el mundo globalizado, se ha declarado en bancarrota. La firma venía arrastrando problemas de insolvencia financiera desde noviembre del 2012, de los que no se pudo recuperar. Monitor toma relevancia desde comienzos de la década de los noventa cuando Porter y su equipo desarrollaron una gran cantidad de trabajos y prestaron un sinnúmero de asesorías a empresas, gobiernos, e instituciones públicas y privadas en torno a los temas relacionados con estrategias corporativas, implementación de “cadenas de valor” efectivas y, sobre todo, acerca de cómo lograr ventajas competitivas sostenibles. El alcance de sus propuestas abarcó, además del entorno empresarial y sectorial económico, las acciones de los gobiernos locales, regionales y nacionales.

En su libro más conocido: The Competitive Advantage of Nations (1990, Free Press), Porter señala que la competitividad de una empresa o de un sector industrial, y, por extensión, de una nación, no se basa principalmente en la dotación de recursos naturales y en la cantidad de trabajadores con los que cuente, sino en la presencia de una serie de factores concomitantes, agrupados en el llamado “diamante” de Porter: a) fuerte competencia entre las empresas; b) clientes exigentes en mercados sofisticados y especializados; c) industrias ampliamente relacionadas que se prestan apoyo, conformando clusters; d) factores de producción, especialmente la calidad del recurso humano. Estas condiciones de competitividad propenden a mejorar la productividad, alientan las inversiones y generan un entorno favorable para los negocios.

El enfoque de la competitividad de Porter ha servido de base para el diseño de un marco metodológico y práctico ampliado sobre la competitividad de las naciones. Al respecto, el World Economic Forum elabora anualmente un informe denominado World Competitiveness Report, un estudio comparativo de la competitividad de 148 países desarrollados y en desarrollo. En el estudio se define competitividad como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país. Se basa en la construcción de un índice de la competitividad global de cada país mediante la evaluación de 114 variables, agrupadas en 12 dimensiones o pilares de la competitividad. En el último informe (2013-2014) los países más competitivos fueron, en este orden: Suiza, Singapur, Finlandia, Alemania, Estados Unidos y los menos competitivos cinco naciones del África subsahariana. En el ámbito latinoamericano Chile resultó ser el país más competitivo (posición 34, un puesto por arriba de España) y Panamá (40), mientras que entre los menos competitivos se ubicaron Venezuela (134) y Haití (143).1

El tema de la competitividad de las naciones se hizo popular especialmente en los países que instrumentaron importantes reformas económicas hacia finales de la década de los ochenta y comienzos de los noventa, particularmente en América Latina. Por esta razón, algunos de las medidas sugeridas para incrementar la competitividad se relacionaron con las políticas propiciadas por el Consenso de Washington.2 No obstante, el propio Porter ha explicado que el tema de la competitividad se impone en la medida que las reformas macroeconómicas son necesarias más no son suficientes para lograr un crecimiento económico sostenido. Los fundamentos microeconómicos del desarrollo, en los que se basan los principios de la competitividad, son tanto o más importantes que el lado macroeconómico del desarrollo.

Fue en este contexto que se expandió significativamente el asesoramiento y la realización de estudios sobre competitividad por parte del grupo Monitor, contratado por gobiernos e instituciones públicas y privadas de todo el mundo. A veces trabajando en conjunto con otros equipos, otras veces encargándose directamente de la tarea. Me referiré a dos estudios puntuales realizados en países latinoamericanos.

El primero de ellos fue un estudio realizado a mediados de los años noventa sobre la competitividad de la industria venezolana, el cual originó un libro bajo la autoría de Michael Enright, Antonio Francés y Edith Scott Saavedra, con el titulo Venezuela: el reto de la competitividad (1994, Ediciones IESA). En el mismo se reseñan las condiciones de competitividad internacional de varias industrias venezolanas. Destacaban por su alto nivel de competitividad el caso de la industria ligada a los concursos de belleza, conocido como “Organización Miss Venezuela”, y el caso de la producción de telenovelas.3 La estrategia competitiva exitosa seguida por estas industrias podía servir de benchmarking para el mejoramiento de la competitividad en otras. Los autores también advertían de las importantes limitaciones que tenía el país en materia de infraestructura, condiciones de la demanda, falta de redes de cooperación inter-industriales, inestabilidad macroeconómica, excesiva regulación, entre otros factores, los cuales socavaban los esfuerzos por lograr ventajas competitivas en industrias como la siderúrgica o la de software.

El segundo estudio a reseñar lo realizó el grupo Monitor para cuatro países suramericanos: Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela. Este estudio se publicó como libro, bajo la autoría de Michael Fairbanks y Stace Lindsay, con el nombre Plowing the Sea. Nurturing the Hidden Sources of Growth in the Developing Countries (1997, Harvard Business School Press). Los autores lideraron un equipo de consultores que contó con el apoyo de los gobiernos respectivos y de un organismo multilateral, la Corporación Andina de Fomento (CAF). Su tarea fue analizar las condiciones de competitividad de varios sectores económicos relevantes de estos países.

En este estudio se analizan, entre otros, las condiciones de competitividad de la industria de las flores de exportación de Colombia. Se señala la paradoja de que teniendo el país neogranadino una dotación de factores ideal para la producción de flores (tierra fértil y abundante, clima soleado) y un costo de la mano de obra relativamente barato, no lograba posicionarse en los segmentos más rentables del mercado internacional de las flores. Por el contrario, este segmento era dominado por floricultores holandeses, que no cuentan con tierras abundantes, ni clima soleado y donde la hora de trabajo es relativamente costosa. Sus falencias de recursos naturales la compensaban desarrollando condiciones de competitividad efectivas. En este sentido, en el estudio se identifican los patrones de conducta no competitivos resaltantes de las industrias analizadas: a) sobre-relevancia de factores básicos de las ventajas competitivas; b) pobre comprensión de los clientes; c) ignorancia de la posición competitiva relativa; d) falla en la integración hacia adelante; e) pobre cooperación entre firmas; f) exceso de estrategias defensivas; g) búsqueda de paternalismo.

Algunos de estos malos hábitos competitivos se asocian con la presencia de ciertos valores culturales que también entorpecen la posibilidad de tener industrias más productivas. Esta apreciación se deja colar a partir de un estudio de caso de la industria del cuero colombiana, analizado por Michael Fairbanks, y que sirvió para dar título a un popular libro de tips gerenciales y sobre liderazgo llamado La culpa es de la vaca. Fairbanks comenta los resultados de una investigación del mercado de carteras de cuero que Colombia exporta hacia los Estados Unidos, la cual tenía una relación de precio muy alta respecto a la calidad de los productos. Al reunirse con los empresarios de cada eslabón de la cadena de producción para encontrar las causas que explicaran la baja competitividad del sector, se enteró que los fabricantes le echaban la culpa a la imposibilidad de importar el cuero, de mayor calidad, de la Argentina; los curtidores nacionales cargaban la culpa sobre los mataderos, donde se tratan muy mal las piezas; los empresarios de los mataderos señalaban a los ganaderos, los cuales gastan poco en venenos contra las garrapatas que dañan las pieles del ganado y además las marcan para evitar los robos. En un último intento por conseguir una explicación plausible conversó con los ganaderos, quienes le dijeron: la culpa no es nuestra, es de las vacas que se restriegan contra los alambres de púas para aliviarse de las picaduras y se rayan las pieles. Fairbanks concluyó que Colombia no tiene una industria de cuero más competitiva simplemente porque sus vacas no colaboran.

Porter no las ha tenido todas consigo en su prédica sobre las condiciones de la competitividad y algunos estudiosos de la economía internacional, como Paul Krugman, han sido acérrimos críticos de su enfoque. También se le cuestiona que aparentemente su modelo de competitividad le otorga un papel poco relevante a los gobiernos en las acciones encaminadas a lograr aumentar las ventajas competitivas, siendo el caso que los países que han experimentado el mayor crecimiento económico en las últimas décadas, los tigres asiáticos, China, la India, independientemente de que sean más o menos competitivos actualmente, lo han hecho mediante un fuerte apoyo del Estado, aplicando políticas que bajo la metodología “porteriana” habría que calificar de anticompetitivas. Pero, más allá de estas críticas, al menos yo no me esperaba que su propia compañía dejara de ser “competitiva”. Me imagino que con sus colaboradores estará revisando qué falló en su estrategia empresarial, qué factores del entorno no consideraron, para eso son expertos. Pero son humanos, así que ante el fracaso puede que también Porter le termine echando la culpa a la vaca.


1 Los pilares con los que se elabora el índice de competitividad global son: a) Instituciones; b) Infraestructura; c) Ambiente macroeconómico; d) Salud y educación primaria; e) Educación superior y entrenamiento; f) Eficiencia en el mercado de bienes; g) Eficiencia en el mercado laboral; h) Sofisticación del mercado financiero; i) Preparación tecnológica; j) Tamaño del mercado; k) Sofisticación empresarial; l) Innovación. Al informe World Competitiveness Report 2013-2014 se puede acceder desde el siguiente enlace: http://www3.weforum.org/docs/WEF_GlobalCompetitivenessReport_2013-14.pdf

2 Una explicación sucinta de las reformas económicas implementadas en Latinoamérica, asociadas con el Consenso de Washington, algunos de sus alcances y sus consecuencias, fueron abordadas en una entrada anterior de este blog: TAMBIÉN LA LLUVIA Y EL CONSENSO DE WASHINGTON

3 En alguna oportunidad escribí un artículo en el diario El Nacional, llamado Betty y la Competitividad, donde señalaba la naturaleza dinámica que tienen las ventajas competitivas, las cuales se pueden ganar, pero también se pueden perder, al cambiar las condiciones del entorno interno de la industria o del contexto externo. El éxito internacional arrollador de la novela colombiana Yo soy Betty, la fea, a inicios del siglo XXI, me permitió analizar el descenso de la competitividad de las telenovelas venezolanas, un hecho cumplido al cabo de muy poco tiempo, frente al ascenso, especialmente desde finales de la década de los noventa y que todavía se mantiene, de la industria de las telenovelas de Colombia.

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