ASDRÚBAL BAPTISTA IN MEMORIAM

El jueves 25 de junio de este 2020 falleció el insigne economista venezolano Asdrúbal Baptista Troconis, profesor de la Universidad de Los Andes (ULA), del Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA) y académico visitante de las universidades de Oxford, Cambridge y Harvard, Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE). Los talentos que adornaban la capacidad intelectual del profesor Baptista lo acercaban a lo señalado por el gran economista del Siglo XX, John Maynard Keynes, para quien un economista debe ser, en algún grado, matemático, historiador, estadista y filósofo, debe comprender los símbolos y hablar con palabras corrientes. Y el profesor Baptista compendiaba estas capacidades en su desempeño como investigador de gran trayectoria, en su afán de adquirir las herramientas necesarias para comprender mejor la ciencia económica y en especial su motivación por comprender la economía venezolana y aportar ideas para su desarrollo.

Es por esta razón que la mayoría de sus estudios se basan y referencian sobre una perspectiva histórica comparativa, dándoles una visión comprehensiva y consistente al análisis tratado, de manera que las explicaciones se sustentan en la narrativa de un proceso que se va hilvanando de forma coherente con las hipótesis y argumentos planteados. El artículo Más allá del optimismo y del pesimismo: las transformaciones fundamentales del país, en el libro El caso Venezuela. Una ilusión de armonía (Ediciones IESA, 1984), constituye una muestra de esa forma suya de exponer e interpretar de manera precisa y clara datos, hechos y el proceso económico. Este artículo analiza lo que ya eran para ese momento un poco más de sesenta años de la llegada del petróleo a la economía venezolana, más específicamente, la llegada de un ingreso petrolero sustancial en forma de renta. Allí se describen los grandes progresos materiales de la sociedad venezolana en ese periodo, pero también se advierte de los desbalances económicos que la renta petrolera estaba generando. En particular, a diferencia de otros procesos históricos de crecimiento económico, el venezolano se había caracterizado por un rezago en el incremento de la productividad, en otras palabras, el elevado dinamismo del crecimiento del producto agregado no ocurre a la par del crecimiento de la productividad manufacturera, que es la tomada como referencia. Por su parte, nuestro crecimiento tampoco sucede según otro rasgo resaltante en otros países, como lo es que la participación de los salarios en el ingreso total aumenta frente a la participación de los beneficios. A pesar del incremento experimentado por el salario real durante ese periodo, la distribución del ingreso se estaba convirtiendo en una rémora para el crecimiento económico.

Ambos desequilibrios tienen profundas implicaciones, resumidas estas en que el relevante crecimiento de la dotación de factores para la producción, vale decir, la tasa de inversión, la acumulación de capital, no es acompañado por un crecimiento similar del mercado interno. Esto genera un desequilibrio fundamental, como lo es que la oferta potencial no encuentra respuesta en la demanda efectiva interna. Y la salida de orientar la oferta potencial en la dirección de que el producto sea demandado por el más amplio y fuerte mercado externo, encuentra serias limitaciones por la sempiterna política económica de mantener sobrevaluado el tipo de cambio. Estas restricciones para el crecimiento económico llevaron al profesor Baptista a pensar en un problema mayor, relacionado con lo que pasaría una vez el ingreso petrolero disminuyera significativamente. Y la indagación lo llevó inexorablemente a plantear que la economía venezolana terminaría estancándose si no se transformaba. Una premonición que, aunque ya se asomaba al momento de publicar el artículo, sería aproximadamente treinta años después que se cumpliría del todo.

De estos desequilibrios trata uno de los mayores aportes del profesor Baptista a la comprensión de la economía venezolana, como lo es el modelo teórico y empírico del capitalismo rentístico. Este modelo está expuesto de manera comprehensiva en su libro Teoría Económica del Capitalismo Rentístico. Economía, petróleo y renta (Ediciones IESA, 1997). El capitalismo rentístico tiene tres características básicas que lo hacen distintivo. En primer lugar, se trata de una de las varias formas o modalidades que adquiere el capitalismo. En segundo término, esta singularizado por un contexto nacional favorecido de manera sustancial y sostenida por unas condiciones particulares de la renta internacional de la tierra (en nuestro caso la renta del petróleo). Tercero, dado que la renta es obtenida en primera instancia por el Estado propietario, la manera como se distribuye dicha renta en el cuerpo de la economía y de la sociedad tiene importantes efectos para el crecimiento y el desarrollo económico del país en cuestión. La consecuencia final de estos rasgos característicos para el caso del capitalismo rentístico venezolano es que este se hace inviable, conllevan a su colapso, incluso, como lo señala agudamente: “Antes bien, y ésa es una importante paradoja por considerar, dicho colapso puede ocurrir, y de hecho así sucedió, en el medio del auge de los ingresos provenientes de la renta. El colapso ocurre, en breve, no cuando la renta merma y desaparece, sino justamente en el caso contrario.” (p. 157). [1].

Una de sus grandes preocupaciones siempre fue el poder contar con datos para el análisis económico que fuesen consistentes y coherentes. En este sentido, contribuyó con sus investigaciones para hacer la importante distinción entre el  PIB  y la renta petrolera, dicho de otra forma, entre el PIB rentístico y el PIB no rentístico de la economía venezolana. Esta divisoria transparentó que el tamaño de la renta petrolera, ajena a la capacidad y al potencial productivo del país, era bastante significativo con relación al tamaño de la economía y de allí su enorme influencia, colándose por todos los intersticios de la estructura económica, se tratara de la producción industrial de otros bienes diferentes al petróleo, el consumo de bienes y servicios nacionales e internacionales, la inversión pública y privada, la determinación de los salarios reales, del tipo de cambio o de la tasa de productividad. La necesidad de establecer un alto estándar para las estadísticas económicas nacionales que reflejaran esta distinción, lo llevó a publicar un trabajo que las condensa con el nombre de Bases Cuantitativas de la Economía Venezolana 1830-1995 (Fundación Polar, 1997). Con posterioridad a esta primera edición se publicaron otras similares para agregar periodos. Un resumen de este exigente trabajo, donde el profesor Baptista vuelve a destacar la importancia de las afinación de las estadísticas y de los métodos cuantitativos para medir y explicar la economía venezolana, se publicó en el artículo Un buen número = una buena palabra, en el libro Venezuela Siglo XX, Visiones y Testimonios (Fundación Polar, 2000). Un trabajo donde se expone fidedignamente la realidad económica del siglo XX venezolano apelando a datos que la reflejan tan bien y de forma tan clara como lo puede expresar un enjundioso tratado.

El rigor con el que el profesor Baptista encaraba el análisis del capitalismo lo llevó a escribir interesantes estudios sobre este. En particular escribió una obra muy breve pero significativa donde expone algunas ideas al respecto, agregando una corta reflexión sobre la singularidad de la acumulación originaria del capital en Venezuela. Se llama La sociedad capitalista ¿hacia su estadio final? (ANCE, 2007). En esta obra describe el desarrollo capitalista como el proceso histórico que ha sido, es, y representa en su potencial de expansión, sustentado en las relaciones sociales siempre dialécticas que oponen al capital y al trabajo, permeabilizados por las relaciones de poder y de regulación que se manifiestan en las acciones y en las políticas de cualquier Estado soberano. Al respecto de ello comenta: “El logro del Estado nacional en el seno de la economía nacional, amortiguando los costos del progreso capitalista, no es más que una reliquia.” (p. 21). En otras palabras, la expansión mundial del capital, el capitalismo global, exige unas relaciones de poder donde los Estados nacionales quedan desdibujados en sus funciones y acciones, por lo cual se vislumbran unas relaciones sociales capitalistas de un nuevo orden, sui generis. Si bien alineado aún con el proceso histórico del cual emergió hace cinco siglos, el capitalismo global está impregnado de un matiz incierto en cuanto al rol que jugará una indefinida política mundial, acentuada esta incertidumbre por el retraso en la incorporación en el nuevo orden de la exigida mundialización de la fuerza de trabajo [2].

La singularidad de la acumulación originaria del capital en Venezuela destaca por ser diferente al proceso histórico, a menudo violento y no exento de contradicciones, que la engendró en otras latitudes. Una suerte de anomalía histórica vino a ocupar el lugar de ese proceso. Y esta anomalía no se expresa de otra manera que en “…la certidumbre de que el petróleo pagó por el precio social de la acumulación originaria, y al decir petróleo debo especificar que se trata de la renta internacional a la que da derecho.” (p. 24). Las implicaciones económicas de esta singularidad se exponen, como se señaló, en su riguroso estudio de las limitaciones y posibilidades del capitalismo rentístico venezolano.

Este muy breve e incompleto recorrido por sus aportes intelectuales y académicos, pues no cubren sino una pequeña parte de lo que puede expresarse al respecto, sirven, no obstante, para rescatar el provecho que muchos de nosotros hemos sustraído de la experiencia de vivir en un tiempo contemporáneo al desarrollo de sus investigaciones, especialmente las dedicadas al análisis de la economía venezolana. También estas notas sobre su amplia obra dan fe de su amor y entrega generosa por su profesión y su país. Para mí es un orgullo haberlo tenido de maestro, estudiarlo y haberlo acompañado como conferencista. Pienso que ante su partida física los economistas venezolanos tenemos una gran responsabilidad, no solo por el momento crítico que vivimos, sino también porque el legado que dejan académicos a carta cabal como él lo era así nos lo impone. Es un deber y una necesidad imperiosa seguir analizando, investigando, en un campo donde está en juego nada más y nada menos que el bienestar en el presente y en el futuro de la gran mayoría de nuestros compatriotas. Ojalá estemos a la altura del compromiso, como siempre lo estuvo el profesor Asdrúbal Baptista.

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[1] El análisis clásico de la renta de la tierra, el ingreso recibido por el terrateniente en su condición de propietario, corresponde a Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx. No obstante, tal análisis y sus implicaciones no han quedado circunscritos al usufructo y explotación de la tierra de los siglos XVIII y XIX, pues también se ha enfocado en cualquier recurso natural cuyo propietario obtenga un valor de explotación, una renta, por tener esa condición. Un análisis más amplio del capitalismo rentístico, sus causas y consecuencias, lo articulé en cuatro entradas de este blog La Economía sí tiene quien le escriba con el nombre de Desbalances de la economía venezolana, publicadas entre febrero y julio de 2015.

[2] No se le escapa al profesor Baptista que las relaciones capital-trabajo en el escenario del capitalismo mundial no solo serán demarcadas por el rol que juega y jugarán los cada vez menos influyentes Estados nacionales, sino también, y de manera incluso más relevante, por el papel que desempeña y desempeñará la ciencia, y mucho más su derivado práctico: la tecnología, en el modelado de las relaciones sociales de producción globalizadas.

 

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