EL MUNDIAL DE FÚTBOL Y EL MUNDIAL DEL DESARROLLO

Antes de comenzar el Mundial de Fútbol Rusia 2018 una división de investigación del BID lanzó un interesante juego interactivo donde las 32 selecciones participantes se enfrentaban en sus respectivos grupos, luego los clasificados en octavos, cuartos, semifinales y en la gran final. No obstante, esta competición no se basaba en los resultados de una simulación de los triunfos, empates y derrotas que se esperaba obtuviera cada equipo nacional en la cancha de fútbol, sino en una medición que toma en cuenta sus puntajes en seis diferentes indicadores del desarrollo: acceso y calidad en salud, apertura comercial, infraestructura, inclusión financiera, brecha de género y participación de la fuerza laboral.

El juego fue llamado el Mundial del Desarrollo y, terminado el Mundial de Fútbol Rusia 2018, sentí curiosidad en saber, en retrospectiva, cuánto de los resultados reales que se dieron futbolísticamente compaginaron con lo que se simulaba en este otro Mundial, el cual arroja explicaciones interesantes acerca de los avances de los países, no en relación con su calidad futbolística, sino con respecto a su calidad de vida y prosperidad económica. ¿Acaso Francia ganó el Mundial del Desarrollo? ¿Y Croacia, fue también una revelación en este otro Mundial? ¿Les fue mejor a las selecciones latinoamericanas en el Mundial del Desarrollo que en el Mundial de Fútbol Rusia 2018?

Comencemos por el campeón y el sub-campeón del Mundial de Fútbol Rusia 2018. En el Mundial del Desarrollo, de acuerdo a su calificación en los diferentes indicadores, Francia habría pasado de la fase de grupos en 4 de los 6 indicadores, quedando por fuera en inclusión financiera y participación en la fuerza laboral. En octavos habría perdido con Islandia en 2 indicadores (acceso y calidad en salud y brecha de género). En los otros dos se habría enfrentado curiosamente con Croacia, ganando en uno (infraestructura) y perdiendo en otro (apertura comercial). En el indicador que accede a cuartos de final se habría enfrentado con Portugal, le habría ganado, pero habría perdido con Suiza en semifinales. En ningún indicador Francia habría llegado a la final del Mundial del Desarrollo.

En el caso de Croacia, este país habría accedido a octavos también en 4 de los 6 indicadores, quedando por fuera en brecha de género (a pesar de contar con una mujer como presidenta) y participación de la fuerza laboral. En octavos habría perdido con Dinamarca en acceso y calidad en salud, con Australia en inclusión financiera y, como ya se dijo, con Francia en infraestructura. Pero en apertura comercial Croacia no solo pasa la fase de octavos, sino que llega hasta semifinales, donde es superada por Serbia. Al igual que Francia, tampoco Croacia accede a ninguna final en el Mundial del Desarrollo.

Entonces ¿Quién queda campeón en el Mundial del Desarrollo? La respuesta es Islandia  (en el Mundial de Fútbol Rusia 2018 no pasó de la fase de grupos), que accede y gana dos finales: acceso y calidad en salud (contra Suiza) y brecha de género (contra  Alemania). El subcampeón habría sido Suiza, que accede a dos finales, ganando una, contra Japón en infraestructura, y perdiendo la mencionada con Islandia. Las otras tres finales habrían sido Bélgica-Serbia, en apertura comercial, ganada por Bélgica; Dinamarca-Suecia en inclusión financiera, ganada por Dinamarca. De manera sorprendente, la final en el indicador participación en la fuerza laboral habría sido entre Colombia y Perú, saliendo campeón Perú.

Como ocurrió en el Mundial de Fútbol Rusia 2018, las semifinales en apertura comercial y brecha de género fueron completamente europeas y casi completamente europeas en inclusión financiera y en acceso y calidad en salud (colándose Australia) y en infraestructura (filtrándose Japón). La única semifinal que tendría la inclusión de un solo país europeo es la de participación de la fuerza laboral (Suiza).

¿Cómo le habría ido a los países latinoamericanos en este Mundial del Desarrollo? En general, salvo por el indicador de participación de la fuerza laboral, relativamente mal, pues la mayoría no habría pasado de la fase de grupos o de octavos de final, como ocurrió en la práctica en el Mundial de Fútbol Rusia 2018. Concentrando el análisis en las dos mayores potencias futbolísticas de la región: Brasil y Argentina, tenemos que Brasil  solo habría pasado de la fase de grupos en el indicador participación de la fuerza laboral, mientras que Argentina habría pasado en tres: brecha de género, inclusión financiera y participación de la fuerza laboral, aunque me cuesta creer que Argentina haya superado a Islandia en inclusión financiera en la fase de grupos. Ni Brasil ni Argentina pasan en ningún caso de octavos.

Si este juego se hubiera planteado comparando los tamaños del PIB de los países, los resultados habrían sido muy diferentes. Pero está demostrado que el puro tamaño del PIB y el ingreso per cápita concomitante, aunque siguen siendo relevantes económicamente, han dejado de ser una buena aproximación del desarrollo de un país. Como lo dice el Nobel de Economía Joseph Stiglitz, el desarrollo tiene que ver sobre todo con la transformación de la vida de las personas, no solo con la transformación de las economías.

Para subrayar el punto, otro Nobel de Economía, Amartya Sen, ha manifestado que el desarrollo, especialmente en su acepción de desarrollo humano, debe reflejar la capacidad de una sociedad de dotar de libertades y empoderamientos a la gente común, en los ámbitos de la actividad económica, la participación política, la educación, la salud, con el objeto de que las personas decidan por ellas mismas el tipo de vida que desean vivir. La inversión pública y privada en la gente se traduce en logros en cuanto a la calidad de vida y el bienestar de la sociedad de una nación, revelados en indicadores como los utilizados para simular el Mundial del Desarrollo.

Aunque solo se trató de un juego interactivo comparativo, el Mundial del Desarrollo revela que algunas naciones, sus gobiernos, sus ciudadanos, se toman muy en serio las acciones y políticas vinculadas al desarrollo, mientras otras no tanto. También nos dice que participar en un Mundial de Fútbol puede traer muchas alegrías a una nación, pero más alegría y satisfacción genera que esa nación pueda decir con orgullo que está en los primeros lugares del Mundial del Desarrollo.

 

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