LO QUE ENSEÑO Y LO QUE APRENDO

Dedicado a los participantes del Curso Virtual Plan de Negocios 2° Edición  

Cuando me pregunto cómo evalúo la experiencia de enseñar y aprender que he vivido durante tantos años en el nivel universitario, la respuesta que me doy invariablemente es que, más allá de uno que otro, muy pocos, tropiezos, ha sido una experiencia fascinante y apasionante. Y cuando digo enseñar y aprender me refiero en primer lugar a mí mismo. Enseñar ha sido un proceso de retroalimentación que siempre me ha llevado a querer aprender más de los temas que me interesan e intentar hacerlo además de una manera interactiva, poniendo en práctica lo que enseño y lo que aprendo.

Han sido múltiples las experiencias de aprendizaje mientras enseño. Cuando leí la novela La Tregua, del escritor uruguayo Mario Benedetti, la tomé una noche y no dejé de leerla hasta que, con su sorpresivo final, la terminé de leer rayando el amanecer. Estaba dando mis primeros pasos como profesor universitario y como tenía mi clase de Economía muy temprano, no dormí y fui trasnochado a impartirla. No pude comenzar sin hablar primero de la novela, que me seguía rondando en mis pensamientos. Aunque La tregua no es precisamente una novela “económica”, sí es muy cierto que la literatura se relaciona de muchas formas con la economía, pues es casi inevitable que los personajes y las situaciones, la trama de cualquier novela o de cualquier relato, incluso un poema, se puedan interpretar en parte desde los principios de la ciencia económica y de los hechos, decisiones y acciones de los individuos o de las sociedades en sus tareas económicas. Esta experiencia me llevó a entender que se puede enseñar economía utilizando la literatura, también el cine y hasta las series de TV, algo que desde entonces incorporé a mi estrategia pedagógica y no he dejado de hacerlo.

En otra oportunidad, una estudiante durante la clase leía un libro en el fondo del salón y estaba tan absorta que ni se dio cuenta cuando me acerqué a indagar por qué no estaba prestando atención. Estaba leyendo El amor en los tiempos del cólera, la preciosa novela del Gabriel García Márquez. Se disculpó y me dijo que iba a cerrar el libro, le dije que no lo hiciera, que mi clase no podía competir con el Gabo, que siguiera leyendo, pero le advertí que solo se lo permitiría esa vez. Aprendí que la pasión por la literatura, el arte, la música, la programación, cualquier actividad o hobby es compatible con nuestro proceso de aprendizaje formal y a veces los podemos complementar. De estas complementaciones han salido muchas innovaciones, como sucedió cuando los diferentes estilos de letra fueron incorporados por Steve Jobs al procesador de palabras de Macintosh, a partir de un curso de caligrafía que realizó en su universidad por simple y puro gusto. Como dijo un filósofo y pedagogo alemán que ancló por estas tierras venezolanas, Ignacio Burk, en cuanto a educación, lo efectivo es lo afectivo.

En mis cursos de Finanzas y de Plan de Negocios en Modalidad Virtual en sus diferentes ediciones he aprendido mucho y los participantes también me han enseñado a aprender “mejor”. Son inteligentes y varios captan primero que yo aspectos prácticos de conceptos o aplicaciones de la economía, las finanzas, el mercado. En el curso de Plan de Negocios en su primera edición, una participante muy inteligente captó que una buena estrategia para un negocio o empresa es diversificar los productos o servicios que se puede producir o prestar. Siempre y cuando producirlo deje algún margen de ganancia se debe hacer, porque lo contrario supone dejar de percibir ingresos que se pueden captar y esto es, implícitamente, como perder dinero. Además, al diversificar, como ocurre con la diversificación de la inversión en activos financieros para minimizar el riesgo, resulta improbable que la demanda de todos los productos o servicios se desplome o aumente al mismo tiempo, habrá unos que aumenten y otros disminuyan, compensándose. En la práctica, incorporar la diversificación de productos y servicios a un modelo de negocios en general funciona.

Pudiera continuar con muchos otros ejemplos interesantes y otras experiencias de enseñanza-aprendizaje de este tenor, pero corresponde no alargar esta clase magistral. En el grupo que conformó el curso de Plan de Negocios en su segunda edición la experiencia educativa se gestionó muy bien. En particular, aprendimos que observar las tendencias, especialmente las tecnológicas, ha pasado a ser clave para generar nuevas ideas de negocios, incluyendo las que giran alrededor de la educación. También aprendimos que en el actual contexto de la economía venezolana, caracterizado por un alto porcentaje de la población viviendo con muy bajos ingresos, se puede generar no obstante oportunidades de negocios desde la llamada “base de la pirámide”. Este enfoque supone trazar estrategias para brindar productos y servicios a la población mayoritaria con unas características adaptadas a su día a día y ajustadas a su capacidad de compra, que si bien se corresponde con unos ingresos precarios, una porción de esta población los refuerza, en alguna cuantía, con las remesas recibidas del exterior. En fin, enseño y aprendo, me enseñan y aprenden de mí, por tanto no tengo para ustedes participantes del curso de  Plan de Negocios en su segunda edición más que palabras de agradecimiento.

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