LOS SIMPSONS, EL BIENAMADO Y LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Hay un episodio de Los Simpsons llamado en español “Basura de Titanes” (1998, Temporada 9, N° 22) en el que Homero es candidato a administrador de la empresa pública de servicio de recolección de basura de Springfield. Su campaña se basa en prometer ampliar la cobertura del servicio. Si lo eligen, el retiro de la basura se hará desde el propio interior de los hogares, ahorrándoles las molestias de hacerlo a los ciudadanos. El candidato rival es el gerente en funciones de la compañía, que se limita a prometer que mantendrá el servicio al mismo nivel de eficiencia como hasta ahora. Pero la promesa electoral de Homero puede más como incentivo y los votantes lo eligen para el cargo. Homero cumple su promesa y al principio funciona, al incorporarse más camiones recolectores y empleados para atender el servicio adicional. Pero el efecto es un gasto desmesurado que agota en un mes el presupuesto anual asignado. Para paliar el déficit presupuestario, a Homero se le ocurre alquilar la ciudad como vertedero de la basura de otras ciudades. A corto plazo, esta política resuelve el problema, hasta que la inmundicia vertida sobre Springfield se vuelve insostenible y la ciudad termina colapsando.

Por su parte, hay una telenovela mexicana llamada “El bienamado”, del 2017, una versión de la original brasileña de 1973, en el que el protagonista, Odorico Cienfuegos, siendo candidato a alcalde del pueblo de Loreto, ofrece a los ciudadanos construir un cementerio municipal. La gente se entusiasma con la idea y lo eligen. Una vez electo, Odorico cumple su promesa y bajo su gestión se construye el camposanto. Pero el detalle es que los loretanos se mantienen muy sanos por el agua pura que beben y por las diligencias de León Serrano, un doctor llegado al pueblo, que se afana por curar enfermedades y evitar las epidemias. Como nadie muere, Odorico comienza una campaña de saboteo al trabajo del doctor León, contra él y su hospital. Como esto tampoco le funciona, contrata un bandido para que a la primera pelea en la que se involucre resulte alguien muerto que deba enterrarse.

¿Qué tienen en común el episodio de Los Simpsons y la trama de la telenovela El bienamado? Desde la perspectiva del diseño, implementación y evaluación de las políticas públicas, tienen varios aspectos en común. El primer aspecto es el diseño de políticas que solo atienden al lado de la oferta, sin tomar mucho en cuenta o nada en absoluto la demanda de las mismas. Tanto Homero como Odorico apelan a esta forma errónea de enfocar el diseño de políticas públicas. Son el tipo de políticas que desdeñan las prioridades existentes o pasan de largo de suministrar los bienes y servicios públicos que realmente necesita o exige la gente. Además, en el caso de la política de Homero, se corresponde con un gasto innecesario de una actividad que en rigor deberían realizar los ciudadanos. Esta suerte de subsidio indirecto, que supone la cobertura completa del servicio de basura, no se justifica, pues eleva exponencialmente su costo. En el mundo real, ciertas políticas de amplia o completa cobertura, como la gratuidad total de la educación pública universitaria en Venezuela, a menudo derivan en graves distorsiones y desigualdades. La cobertura completa beneficia a quien no la necesita y tendría disposición a pagar por su educación. Esta distorsión conlleva a mantener las universidades en un permanente déficit presupuestario y ha traído como consecuencia la disminución de la calidad de la educación impartida.

Un segundo aspecto se hace notar a partir de la indiferencia tanto de Homero como de Odorico para someter la política a un riguroso análisis costo-beneficio, que determine explícitamente si tendrá una tasa de retorno social aceptable y se estime cómo se logrará sea financieramente sostenible en el tiempo. El colapso financiero de la compañía de basura de Springfield revela la nula importancia que le otorgó Homero al manejo presupuestario de la misma. Se corresponde además con una práctica recurrente, la de evaluar una política por sus objetivos y no, como debería ser, por sus resultados. Implementar una política sin tomar en cuenta los costos que acarrea, frecuentemente es el reflejo de prácticas populistas y demagógicas, dirigidas a satisfacer o bien los intereses de un grupo de presión política o económica, o bien a una parte del electorado, al cual se quiere mantener satisfecho o, como mínimo, alejado de conflictos y protestas sociales. El enorme subsidio otorgado al precio de la gasolina por el gobierno venezolano, sirve de ejemplo de una política muy distorsionada que cumple propósitos reñidos con la más elemental racionalidad económica.

El descuido de los costos y el desdén por los posibles efectos negativos de las políticas implementadas, guardan relación con un tercer aspecto a señalar. Tanto Homero como Odorico parecen comportarse como lo predice la llamada escuela de la elección pública. Las  teorías de esta escuela, desarrolladas y argumentadas especialmente por el Premio Nobel de Economía James Buchanan, subrayan que los políticos en el poder, más que apuntar sus objetivos y las consecuentes políticas en favor del interés público, en realidad privilegian maximizar su propio interés y, por tanto, buscarán por todos los medios implementar aquellas políticas que estén alineadas con o sean complementarias de sus propósitos egoístas y particulares, sea de cualquier manera como definan estos propósitos: volverse ricos, mantenerse en el poder o ambos fines a la vez. Homero y Odorico probablemente no son conscientes de ello, pero sus acciones representan unas prácticas de política pública dañinas, donde, para contrarrestarlas, resulta válido aquello de que la política y, por extensión, las políticas públicas, son demasiado importantes para dejarlas exclusivamente en manos de los políticos.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.