SOBRE LEER Y DISFRUTARLO

Dedicado a  mi querido hermano Francisco Javier Covarrubias.

“Un día leí un libro y toda mi vida cambió” Orhan Pamuk. La vida nueva.

Jorge Luis Borges decía que se enorgullecía más de los libros que había leído que de los que había escrito; y es que el acto –y el arte- de leer, de regocijarse en la lectura, cuando se convierte en un placer tiene poco parangón con otros. Para hablar de mis experiencias con la lectura, lo primero en decir es que cada año pretendo terminarlo habiendo leído por lo menos una cantidad de libros de tres dígitos bajos. Por su parte, mi velocidad de lectura es normal pero siempre constato que se acelera tremendamente cuando leo una novela o una selección de cuentos apasionantes que me atrapa. En esos casos puedo devorar un libro de cientos de páginas en un santiamén. Los ensayos y libros de economía los suelo leer un capítulo por día y si es muy largo en dos. Eso me permite planificar la duración de la lectura a la vez que digerir lo que estoy leyendo. Por supuesto, utilizo filtros para saber que el libro que leeré me gustará o interesará, pero eso no significa que no haya dejado libros comenzando o por la mitad, al margen de la fama o prestigio de su autor, incluso tratándose de un escritor o escritora considerado “imprescindible”. Una nueva particularidad es que felizmente me he venido adaptando bien a la lectura del libro digital, sobre todo del que puedo disponer en formato e-pub.

Son muy satisfactorios los momentos en que puedo sumergirme a fondo en la lectura, paralelo a mi trabajo académico, de investigación y a la escritura. En esos casos, obvio consideraciones de tener que mantenerme al día en cuanto a las noticias sobre la crisis de  mi país o las internacionales. Y no es que pase de largo de estas noticias sino que les dedico menos tiempo. Son momentos en los que estoy comprometido con una lectura que me aporta utilidad y placer, me embarca en la satisfacción de disfrutar de un río de palabras que me cuenta una historia, una opinión reflexiva sobre algún asunto o teoría económica, filosófica, política, científica. En realidad la variedad de temas que leo es amplia, pero en los últimos años le he dado pertinencia al tipo de asuntos sobre los que me interesa leer desde una perspectiva coherente según yo mismo he definido lo que entiendo por pertinencia y coherencia.

Para poner en claro esta perspectiva de mi experiencia de lectura, comentaré brevemente cuatro libros que terminé de leer y releer hace poco. Uno lo comenté en la entrada anterior del blog y es el buen ensayo En esto creo (Seix Barral, 2002) de Carlos Fuentes. Otro es la novela Ben en el mundo (Punto de Lectura, 2007) de la escritora inglesa Premio Nobel de Literatura Doris Lessing. Es continuación de El quinto hijo (Punto de Lectura, 2007), una historia acerca de una familia cuyo quinto hijo es extraño, tanto que no encaja ni en la familia ni en la sociedad, destruyendo, en el caso de la familia, sus relaciones y cambiando sus destinos, y en el caso de la sociedad señalando amargamente que los marginados no solo son los seres que ésta etiqueta como tal -deformes, anormales, raros- también lo son los que no pertenecen a la tribu. En Ben en el mundo el joven Ben ¿un yeti, un neandertal quizás? sufre la marginación social de ser visto como una especie de monstruo, revelando en realidad que también lo son las personas con las que se relaciona y cometen toda suerte de monstruosidades desde su egoísmo, su ambición y desde la hipocresía de creerse superiores moral y socialmente.

Otro -en este caso relectura- es el extraordinario ensayo que es el libro del economista y académico de Harvard Dani Rodrik, llamado Una economía, muchas recetas (FCE, 2011), el cual pone en perspectiva una amplia visión de las posibilidades teóricas y prácticas de las políticas públicas para la estabilización y el crecimiento económico desde el contexto de la globalización en marcha y de los muchos arreglos institucionales que posibilitan tanto la estabilización así como dicho crecimiento. Con esta relectura me reafirmo en respaldar  la tesis fundamental del libro, de que el crecimiento es un asunto complejo, que detonarlo es un país determinado es relativamente fácil con un conjunto de políticas estándar, pero sostenerlo en el largo plazo requiere de un conjunto de políticas y arreglos institucionales que deben responder al contexto del país y a ciertas condiciones idiosincráticas que a menudo se pasan por alto en la formulación de políticas. Las lecciones que se pueden extraer de sus planteamientos para el repunte y el crecimiento sostenido de la economía venezolana en los años por venir, de darse el necesario cambio político, son relevantes.

También leí -en formato digital e-pub- un libro del neurocientífico Antonio Damasio llamado El error de Descartes (Ebooket, 2010), un extraordinario paseo de explicaciones sobre el funcionamiento y funcionalidades del cerebro, la mente y el cuerpo a la luz de los desarrollos de la neurociencia de las últimas décadas. El pienso luego existo del filósofo francés da paso a un siento y luego pienso que supone un cuerpo y una mente interconectados y complementados, donde las emociones son flujos de sensaciones desencadenadas desde el cuerpo y sobre los que una tupida red neuronal muy especializada configura qué y cómo sentir, pensar y tomar decisiones. Como lo señala Damasio: la mente está imbricada en el cuerpo –no solo en el cerebro- en el sentido completo de la expresión. Esto me trae la evocación de la intensa emoción infantil que seguramente sentí al recorrer las palabras de mi primer libro. Emoción con razón persistente y placentera que no ceso de disfrutar y compartir con quien esté atrapado también por los libros.

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