TEST DE RORSCHACH

Era tarde y el psiquiatra ya lamentaba haber accedido a atender este último paciente. Cuando llamó a la consulta, el paciente había insistido en que de ninguna manera podía ir durante el día.

La sesión avanzaba con dificultad; el paciente no parecía dispuesto a revelar ningún tipo de vivencia o experiencia que pudieran sugerir el problema que lo había llevado allí. El psiquiatra decidió probar con el Test de Rorschach.

– Dígame, qué ve en esta mancha – preguntó el psiquiatra.

– No veo nada – exclamó el paciente.

– No puede ser – dijo el psiquiatra, añadiendo – En esta mancha, llamada Test de Rorschach, las personas ven una imagen asociada a algún problema o deseo inconsciente que tienen. A pesar que no perciban claramente lo que están pensando o sintiendo, la mancha los ayuda a manifestar sus problemas y deseos de una forma figurada.

– Pues sigo sin ver nada – dijo el paciente, una vez que lo intentó de nuevo.

El psiquiatra, un tanto ofuscado, remarcó: – Esto no lo debería hacer, pero necesito que lo entienda para poder continuar con usted. Se lo explicaré con un ejemplo tomado de otro paciente. Se trata de una mujer que en esa mancha ve la forma de un vampiro. Esa es su manera inconsciente de expresar que su marido se victimiza, le provoca sentimientos de culpa. Figuradamente, él le chupa la sangre; se aprovecha de ella, la domina, pero, en definitiva, ella quiere liberarse de eso.

El paciente notó que el psiquiatra se había emocionado hablando de la mujer. Sus pupilas dilatadas reflejaban cuán excitado estaba, tal vez pasaba el día pensando en ella.

Con tranquilidad pasmosa, manifestando un cierto hastío, el paciente preguntó – ¿Cómo me encuentra usted a mí doctor?

El médico lo meditó un momento y respondió – Esta es su primera consulta y es muy pronto para hacer una evaluación completa de su caso, pero creo que usted tiene…

El vampiro no lo dejó terminar, se abalanzó sobre él y lo tomó con fuerza, clavándole sus colmillos en la yugular. Del cuello del psiquiatra salió disparada mucha sangre, regándose sobre los muebles y el escritorio, salpicándolos de diminutas gotas rojas que casi al instante se oscurecieron.

La sangre también manchó aún más, si cabe, el Test de Rorschach, esa mancha misteriosa que revela lo que  la gente piensa, siente, pero casi nunca se atreve a expresar.

icovarr@ucla.edu.ve

@iscovarrubias

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