YIELD CURVE Y EL FALSACIONISMO DE POPPER

¿Qué relación tiene la Yield Curve con los planteamientos del filósofo Karl Popper? Pues a mi entender alguna y es una relación interesante. Paso a explicarla. La Yield Curve o curva de rendimiento forma parte de la teoría económica que explica el comportamiento de los mercados financieros. Es un indicador que refleja los diferentes rendimientos de los bonos soberanos de corto y largo plazo de un país. Los bonos soberanos son activos de renta fija emitidos por los gobiernos, siendo el más conocido las letras del tesoro del gobierno de los Estados Unidos. La curva de rendimiento suele ser ascendente porque los bonos con una duración digamos de un año o que están por vencerse en el corto plazo, ofrecen una tasa de rendimiento o tasa de interés menor que la respectiva de los bonos con vencimiento a 5, 10, 20 años, es decir, con vencimiento en el largo plazo. No obstante, en ocasiones los bonos con vencimiento en el corto plazo ofrecen una tasa de interés mayor que la respectiva para los bonos con vencimiento en el largo plazo y la curva de rendimiento se invierte. La curva de rendimiento invertida se ha convertido en un indicador bastante fiable para predecir las recesiones de la economia de los Estados Unidos. Ha predicho las últimas siete recesiones y antes de la gran crisis financiera del 2008 y la recesión sobrevenida la curva de rendimiento permaneció invertida diez meses. Actualmente dicha curva está invertida desde hace casi dos trimestres y las apuestas de si predecirá una próxima recesión suben cada día.

Karl Popper [1902-1994] fue un filósofo austríaco-británico que desarrolló buena parte de su trabajo en el campo de la epistemología o filosofía del conocimiento, el campo que dirime las vías requeridas para probar la veracidad de las teorías científicas. Para Popper cualquier teoría científica es verdadera hasta que no resulte falsa. El falsacionismo, como a menudo se denomina a su tesis, implica que ninguna ciencia, ni las de la naturaleza ni las sociales, pueden sustentar teorías que son inapelables por siempre, así hayan sido verificadas una y otra vez. Si bien los hechos que las corroboran sustentan a una teoría, nada supone que más adelante estos no la refuten. Cualquier teoría está sujeta a una especie de sobrevivencia condicionada a su verificación permanente mientras no aparecen hechos que la rechacen. En ninguna ciencia se puede asegurar, por mucho que se haya probado una teoría como verdadera, que eventualmente no puedan surgir datos o hechos que den al traste con ella. Que una teoría sea capaz de predecir los hechos es un buen indicador de que, por los momentos, es verdadera. En estos términos, la teoría general de la relatividad de Einstein es verdadera en tanto y en cuanto lo que predice acerca de los fenómenos del espacio-tiempo en el universo se cumplen y precisamente este año se celebra un siglo del famoso experimentó que la confirmó originalmente.

Pero fuera del ámbito de la física, donde la naturaleza regularmente se comporta como señalan y predicen las teorías, en el campo de las ciencias sociales la probabilidad que una teoría sea verdadera conforme la van probando los hechos es baja. Al respecto, en otra entrada del blog escribí que el gran físico británico Stephen Hawking parecía tener más claro esta limitación para el caso de la ciencia económica que la mayoría de los economistas. Según Hawking, que las teorías y modelos de la ciencia económica estén basados en supuestos subyacentes abstractos o simplificadores de la realidad no comporta ningún inconveniente si estas resultan efectivas. Así pues, la prueba de efectividad para una teoría radica en su capacidad de predecir. Las teorías económicas basadas en el libre albedrío de las personas y en el supuesto subyacente de que la gente evalúa sus posibles formas de acción alternativas y elige la mejor usando criterios racionales es bastante coherente. Pero las teorías económicas son solo moderadamente satisfactorias porque a menudo las decisiones de los individuos no son racionales o están basadas en un análisis deficiente de las consecuencias de la elección, por tanto, puede fallar y a menudo falla en predecir el comportamiento económico de individuos, empresas, sistemas, organizaciones, países. Planteado en los términos argumentados por Popper, las teorías económicas deficientes deberían abrirles paso a otras superiores, pero en la práctica esto no ocurre así, pues en la ciencia económica pululan teorías moribundas o zombies que se resisten a morir.

En el ámbito de la ciencia económica donde, a decir del economista Raghuram Rajan, muchos economistas piensan en torno a un modelo único y perfecto cuyo atractivo reside más en su elegancia matemática que en su relevancia, y, en opinión del economista Dani Rodrik, los modelos de gran escala para prever el desempeño económico tienen un largo historial de fallos, la sencilla curva de rendimiento invertida enfrenta una nueva prueba de predicción de la próxima recesión de los Estados Unidos. Tiene pues la posibilidad de ser un modelo predictivo sobreviviente, una vez más, o, por el contrario, resultar falseado por los hechos.  Su verificación seguramente aumentará el prestigio académico o como analistas de sus postuladores. Pero su fallo no comporta necesariamente que el modelo quede relegado al olvido y seguramente tendrá otra oportunidad más adelante. Y es que la ciencia económica trata con realidades complejas e inciertas, donde académicos y analistas arrogantes llegan a decir: “si el mundo no se comporta como mi modelo peor para el mundo”. Demás esta indicar que se cumpla o no la predicción, igual el proceso económico afectará de una u otra forma a vidas humanas y su futuro en relación a empleos, consumo, ahorro, inversiones, negocios, impuestos. La física es una disciplina científica infinitamente más poderosa que la ciencia económica, pero esta, sus teorías y sus predicciones, incluso cuando son erróneas, es la que en definitiva marca el destino para bien o para mal de la gente.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.