MI CURSO DE PLAN DE NEGOCIOS. CLASE MAGISTRAL: LA HABILIDAD DE PREDECIR Y LOS PLANES DE NEGOCIOS

Dedicado a los participantes de mi curso de Plan de Negocios

Es un hecho que, en los albores de la humanidad, las especies Homo sapiens y Homo neanderthalensis compartieron territorios de caza y hasta se mezclaron. Pero los sapiens sobrevivieron mientras que los neandertales desaparecieron hace unos 40.000 años. Existen varias hipótesis para explicar por qué pasó esto. Imaginemos a un sapiens cazador con una extraordinaria habilidad para anticipar por dónde y cómo se moverían los mamuts y los renos, los grandes animales buscados por la gran cantidad de carne y proteínas que aportaban al clan. Imaginemos además que este sapiens inteligente tenía igualmente una gran capacidad de comunicar y de estructurar con sus compañeros modelos de cooperación eficaces. Los resultados exitosos les permitían retroalimentarlos, mejorando continuamente con esto el lenguaje y la comunicación, la fabricación de armas. Con el tiempo pudo formarse un modelo de sobrevivencia donde los sapiens desarrollaron ventajas competitivas y cooperativas de las cuales los neandertales adolecían o tenían limitaciones.

Aunque se trata de una explicación interesante de debatir, dejemos la hipótesis a un lado y vamos a enfocarnos en analizar someramente la habilidad de anticipar, de predecir, que ya acompañaba a los seres humanos desde las andanzas del sapiens prehistórico. Concentremos el análisis, además, en una sola actividad: los negocios, donde la habilidad de anticipar el futuro conforma una gran parte del éxito o del fracaso de estos.

La capacidad de anticipar el curso de los negocios se despliega en al menos tres niveles dignos de mencionar. El primer nivel se corresponde con la habilidad para desarrollar una imagen acertada del futuro negocio mientras este es todavía una idea de negocio. El segundo nivel se inscribe en la capacidad que concurre, una vez se tiene una empresa, para generar un modelo de negocio que se adapte bien al entorno, sea este local, nacional o global, donde se puedan enfrentar con éxito los cambios, particularmente  implícitos en las oportunidades y las amenazas que surgen. El tercer nivel responde a una visión un poco utópica y es la habilidad de convertir el modelo de negocio en uno que anticipe el modelo de sociedad deseable, contribuyendo así a su potencial materialización. Por supuesto, los tres niveles de anticipación y prospectivos para los negocios están permeabilizados por la continua y recurrente presencia en cualquier actividad económica del riesgo y la incertidumbre.

En este sentido, la historia nos habla de modelos de negocios tan exitosos que fueron creados hace más de un milenio y aún funcionan. Es el caso, por mencionar uno, de la empresa japonesa Kongō Gumi, dedicada a la construcción y reconstrucción de templos budistas desde el año 578 D.C. Sin embargo, en los países donde se llevan estadísticas empresariales fidedignas, como en Estados Unidos, lo habitual es corroborar que una buena parte de las pequeñas y medianas empresas creadas en un año determinado ya no existan al cabo de unos pocos años. También es cierto que modelos de negocios exitosos en algún periodo, pueden luego no lograr adaptarse bien a los cambios del entorno económico, político o social. En el estupendo libro que es Economía en Colores, del economista español-estadounidense Xavier Sala-i Martin, publicado en 2015, él no se priva de alabar el modelo de negocios del FC Barcelona y del Cirque du Soleil, sin embargo, los tropiezos financieros que han confrontado ambos desde hace varios años induce a señalar que, en definitiva, lo permanente de los negocios es el cambio impregnado de riesgo e incertidumbre.

Todo lo dicho sirve para apuntar lo interesante que ha resultado, y el privilegio que ha significado, enseñar este curso de plan de negocios, donde han participado excelentes profesionales provenientes de cinco países: Estados Unidos, Republica Dominicana, Costa Rica, Chile, Venezuela. El curso ha tenido como eje transversal la tarea de tomar decisiones con respecto a la posibilidad de crear, ampliar, relocalizar un negocio, basándose en información y datos fiables, en la identificación y análisis certero de las alternativas, en la selección de criterios que sean indicadores efectivos de lo que se espera en cuanto a su factibilidad económica, técnica y financiera. El curso hace explícito que un plan de negocios bien elaborado permite tomar mejores decisiones acerca de si resulta conveniente o no materializar una idea de negocio, demostrando si es factible y se espera sea rentable.

Los resultados de poner en práctica por parte de los participantes las herramientas enseñadas, a partir de  la elaboración, aunque fuese de forma esquemática, de un plan de negocios, confirmaron el cumplimiento a cabalidad del objetivo general del curso. Por lo demás, algunas de las ideas de negocios planteadas fueron muy interesantes e innovadoras, otras destacan por el talento emprendedor, el esfuerzo, la visión, del capital humano venezolano realizando actividades empresariales en otros países. Por todo ello, estoy muy satisfecho y agradecido con el curso y sus participantes, del cual me llevo valiosas enseñanzas y les deseo el mayor de los éxitos profesionales y empresariales.

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CUANDO EL MARKETING DIGITAL ES EL ENEMIGO

Leo en una de mis redes sociales una publicidad de esas que no solicitamos suscribirnos pero igual nos llegan por imposición del sacrosanto “marketing digital”. Generalmente paso de largo de ellas, no obstante, una de esas me llamó la atención. Era una publicidad de cosméticos y decía, palabras más, palabras menos, que el Sol es el enemigo de la piel y además una tal luz azul también. No leí más, aunque la frase de marras me quedó rondando en la cabeza y preguntándome ¿Cómo puede una publicidad llamar al Sol enemigo nuestro? Recordé entonces que en un capítulo de Los Simpson el Sr. Burns lleva su miseria y ambición al extremo y justifica querer tapar el Sol porque es su competidor y la luz que nos suministra es gratuita, entonces le dice a Smithers en tono de sabiduría: “Desde tiempos inmemoriales el hombre ha querido derrotar al Sol y yo lo conseguiré”. Desde luego que Burns tiene en esta empresa de cosméticos un tremendo aliado, tienen un enemigo común.

Desde los albores de la humanidad, nuestra simpatía por el Sol ha sido manifiesta, desde verlo como un Dios, en algunas sociedades ancestrales, hasta incluirlo en innumerables mitos, leyendas, cuentos, historias, algunos de los cuales se pierden en la noche de los tiempos. Ahora sabemos por conocimiento científico que el Sol es una bola de gas compuesto principalmente de hidrógeno que va gastando, está situado en uno de los brazos de la periferia de la galaxia Vía Láctea, es una estrella relativamente pequeña que vive su madurez y en unos 5.000 millones de años dejará de ser quien es. Por supuesto, nada de este conocimiento le quita un átomo de majestad a quien nos provee de materiales para que surgiera y se sostenga la vida y nos surte la energía que mueve al mundo.

No estoy negando que una exposición inadecuada al Sol puede hacernos daño, y no solo en la piel, pero de allí a que unos “creativos” publicitarios de cosméticos lo llamen “enemigo” hay, por una parte, una supina ignorancia y, por otra, una distancia tan grande como por lo menos la distancia de la Tierra al Sol: 150 millones de kilómetros.

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MESSI Y EL BUDISMO

Dedicado, una vez más, a mi hijo Gabriel Enrique

“Humano, real. ¿Cómo puedo perder si llegué aquí sin nada?” Miguel Cabrera. Beisbolista venezolano de la Élite de las Grandes Ligas.

Cuando vi hace pocos días al mejor jugador de fútbol del mundo roto en llanto comunicando su partida del F.C. Barcelona, me maravillé.  Si bien como aficionado del Barsa y admirador de Messi me ha entristecido la noticia de su ida y me he llenado de dudas sobre la futura capacidad que tendrá el equipo para ganar campeonatos, mi maravilla fue constatar, una vez más, algunos quizás lo estén apenas descubriendo, que Messi es humano y, siendo quien es, no es para nada ajeno a los avatares propios de las personas con vidas pedestres y corrientes. Muy por el contrario, por estos días Messi ha revelado tener por lo menos dos rasgos emocionales que lo acercan al sentir y actuar de cualquier persona: dolor por la pérdida de lo querido y miedo al futuro incierto. Creo que el budismo ofrece algunos preceptos interesantes para encarar ambos estados emocionales, sea en el caso de Messi o de cualquiera, y paso a referirme a ellos.

Con respecto al primero, la pérdida de lo querido, Fernando Savater cuenta en “Ética para Amador” que en la famosa película “El ciudadano Kane” la frase final pronunciada por el millonario moribundo: “Rosebud”, se refiere a una escritura en el humilde trineo que, en medio de sus pobrezas, aunque rodeado de afecto familiar, era lo que tenía para jugar en su niñez. Todo su poder económico y sobre las personas que lo rodeaban se vuelven nada ante la nostalgia del querido recuerdo, uno con un significado afectivo que le devuelve su humanidad. Nadie más que Messi, y quizás en su círculo familiar, sabe lo apegado que se siente a un club que con trece años le abrió las puertas a lo que en ese momento era una posibilidad muy remota de llegar a ser el gran futbolista en el que se convirtió.

Para la situación de Messi, la tuya y la mía, para todos los que hemos pasado y pasaremos por situaciones similares, quizás valga la pena recurrir al principio budista del desapego. Este principio consiste en entrenar la mente para internalizar el desprendimiento a las cosas materiales, en primer lugar, pero también de aquellas emociones y situaciones afectivas que no nos permiten avanzar en un camino hacia una mayor libertad y paz espiritual. Lograrlo debe ser muy difícil, es más fácil decirlo que hacerlo, se sea rico o pobre, de derecha o de izquierda. Pero nada se pierde con intentarlo. Al menos lograr un poco de desapego de las cosas materiales sería un paso inicial muy bueno para uno. Si además logramos despojarnos del apego a sentimientos negativos, como ciertas culpas y resentimientos, pues también eso nos vendría muy bien en nuestras vidas. Si no avanzamos más allá de esto, no pasa nada, no somos perfectos, ya nos beneficiamos y tampoco se trata de irnos al Tibet a alcanzar el nirvana.

Con respecto al miedo al futuro, el de Messi ahora mismo quizás sea la posibilidad de fracasar como jugador del PSG. Alguien dijo, hablando de otro jugador extraordinario, que para estos “No existe el futuro porque están condenados a vivir en la memoria de todos”, esto puede ser cierto o no, pero Messi está en la encrucijada de al menos imaginarse si podrá rendir futbolísticamente con el PSG tanto como le rindió al Barsa y le rinde a la selección argentina. Y es que todos nos enfrentamos a un futuro incierto y de riesgos, uno donde no se puede tener el control absoluto o incluso a veces tener un mínimo control sobre las situaciones futuras deseadas en nuestra vida.

En el budismo existen al menos dos metáforas apropiadas para ayudarnos a tener menos miedo al futuro, un miedo que a menudo paraliza nuestras decisiones y acciones. La primera metáfora se relaciona con el llamado efecto mariposa de la teoría del caos: “El aleteo de una mariposa en Shanghai produce un soplo de viento que genera una tormenta en Los Ángeles”. Esta nos revela que el futuro está impregnado de situaciones y de relaciones de causa y efecto que desconocemos, imperceptibles, que no controlamos. Pero, así como podemos esperar un efecto desastroso de estas relaciones caóticas en una situación futura dada, también deberíamos tomar en cuenta que de ellas pueden surgir unos resultados que nos sean beneficiosos. Haruki Murakami resume el significado del caos en nuestras vidas en una frase pertinente: “Cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella, de eso se trata la tormenta”.

Pretender que del caos y de la incertidumbre solo pueden surgir situaciones indeseables, es ignorar que las de nuestro mundo íntimo o externo no se mueven necesariamente según nuestras predisposiciones y preferencias, simplemente lo hacen en alguna dirección, a veces en una relativamente predecible, otras insospechada. Además, esto supone asumir una cura de humildad frente a los inevitables vaivenes del futuro. Quizás por ello tener una visión optimista sobre el futuro es lo que anima a los emprendedores a arriesgarse y apostar por crear empresas, innovaciones y realizaciones productivas cuyo éxito solo admiramos una vez cumplido el mismo.

A los cambios surgidos de cualquier situación, por caótica que sea, se refiere la segunda metáfora: “Lo que la oruga interpreta como el fin del mundo es lo que nosotros llamamos mariposa”. En este sentido, el miedo al futuro está impregnado de miedo al cambio, pero una forma de combatir este miedo es entender que el futuro está ligado ineludiblemente al cambio, aunque solo sea porque cambian continuamente los días, el clima y los astros girando en torno a sus estrellas (la Tierra se mueve casi 30 Km. alrededor del Sol cada segundo). El movimiento es cambio y, queramos o no, siempre estamos sumergidos en un cambio permanente. Messi parece haber asimilado rápido que su salida del Barcelona no era el fin del mundo y comienza a mirar su futuro como parte de un cambio. Y esto es válido también para ti y para mí, que somos tan humanos demasiado humanos como Messi, aunque nos parezca cuando lo vemos jugar que él fue tocado por los dioses. Bien visto, deberíamos pensar que quizás todos llevamos ese toque, pero muchos no nos damos cuenta.

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